Impresión sobre César Aira mientras releía La Liebre después de leer El Llanto por culpa de un post anterior.
Da la sensación de que para Aira la literatura es algo que «va para adelante». La literatura no es un objeto. Un libro no es un objeto y menos que menos un soporte. Más bien es un corredor por donde pasa la literatura. En este caso a gran velocidad. "¿Qué otro problema tendrían los abiertos espacios de la pampa, si iban a tener alguno, que el de la discontinuidad?" "De tanto rumiarlo, (los mapuches) habían llegado a dominar toda una lógica de los continuos". La literatura como continuo. Diría Leo Masliah: "una sutil fugaz coloración en la baldosa de ese corredor". Ese corredor es una superficie. César escribe superficie. No hay nada bajo la hoja de un libro, salvo la próxima página. Y así, en un continuo, hasta el final, hasta el próximo libro.
Según Chomsky, si el objeto de estudio es la lengua, no hace falta salir de nuestras casas para estudiarla. Como todos somos hablantes, alcanza con estudiarse uno mismo. Todo hablante tiene toda la lengua. O al menos todas las reglas de la lengua.
Algo parecido pasa en la literatura. Una novela, La Liebre, contiene toda la literatura, todos los libros, todas las reglas de este libro y de todos. La Liebre es todas las novelas y a la vez uno de esos sistemas que suman más que la suma de sus partes. Una novela como una nueva regla de la novela, un continuo.
Toda la literatura corre por La Liebre.