jueves, junio 17, 2004

La Traducción

Se dice que Orson Welles vio cerca de 30 veces La Diligencia de John Ford para aprender a filmar. Entonces, alcanza con leer muchas veces un mismo libro (y ser Orson Welles) para aprender a escribir.

Muchos aprenden a dibujar copiando dibujos. Aprender por imitación. Algunos dicen que aprendemos a hablar por imitación.

Voy a copiar un libro. Letra por letra, palabra por palabra, como quien copia un cuadro. Espero aprender a escribir, al menos un poco. Eso sí, hay que elegir un buen libro. Voy a probar con uno de César Aira. No estoy seguro si voy a elegir La Luz Argentina, El LLanto, Varamo o La Cautiva. También voy a copiar uno de Pablo De Santis, creo que Filosofía y Letras. Si el experimento resulta, copiaré una novela más.

César Aira djo que traducir es una buena forma de aprender a escribir. Traducir es hacer literatura. Tal vez César aprendió a escribir traduciendo a Stephen King.

A duras penas conozco el español. Es una lástima, no puedo hacer el ejercicio de traducir. Se puede decir que al copiar una novela letra por letra, estoy traduciendo del español al español.

Puedo traducir del español al español a La Traducción de Pablo De Santis. Qué chiste malo.

Una vieja consigna de los talleres de escritura de Grafein proponía una traducción imaginaria: dado un texto en ruso, traducirlo al español sin saber nada de ruso.

Realizar sucesivas traducciones del español al español de una novela, pero agregando sólo algunos cambios. Toda la novela igual salvo una o dos palabras. Cambiar una mayúscula. Cambiarle el nombre a un personaje. Invertir los nombres de los personajes. Borrar un capítulo. Sin cambios: la traducción perfecta. Sí claro, Pierre Menard, autor del Quijote.

Qué bueno empezar una novela así: "Yo no soy César Aira y no nací en Coronel Pringles"